Archivo Gráfico López Duerto
 Un paseo por la memoria.

  

 

 

Comenzaban los locos años veinte, en el norte de África el ejército español continuaba la Guerra del Rif; mientras, en la península se preparaba el golpe de estado que cristalizaría en la dictadura de Primo de Rivera. En Málaga avanzaban las obras del ferrocarril y del Pantano del Chorro, se comenzó a fabricar industrialmente el Ceregumil y se construyó la fábrica de cemento Port Land en La Araña; sin embargo la economía, a pesar de los esfuerzos realizados para relanzar el comercio exterior, amenazaba con el hundimiento del tejido industrial malagueño.

En este tenso ambiente político y social, y en el seno de una acomodada familia, nació el 18 de diciembre de 1921 Juan López Duerto, en la desaparecida Plaza de los Moros de la capital malagueña. Hijo de Juan López del Pino y Ana Duerto Belloqui, era el mayor de cuatro hermanos: Juan, Alberto, Miguel Ángel y Ana. En el domicilio familiar residía el abuelo paterno Juan López García, cariñosamente llamado por sus nietos Papa Juan, era coineño de nacimiento y figura entrañable que cultivó en la familia el afecto por Coín, donde veraneaban cada año en la Feria de Agosto. Era Papa Juan inventor y fabricante de pianos, esta actividad influyó de manera determinante en la educación de su único hijo Juan López del Pino.

La familia tenía una empresa de instrumentos musicales en la Calle Larios y, debido a la afición de López del Pino por la fotografía, introdujo la venta de artículos fotográficos y el revelado en laboratorio propio. De esta forma, los hermanos Juan y Miguel Ángel López Duerto entraron en contacto con la fotografía. En 1937, Juan López del Pino abrió el estudio fotográfico Foto Venecia en Calle Nueva nº 16, tras el incendio que sufrió la tienda de calle Larios. Al frente estaba como fotógrafo Manuel Durán y su sobrino Antonio Garrido encargado del arte de retocar.

 

López Duerto inició sus estudios elementales en el Colegio Alemán de Málaga; sus padres, ante la creciente influencia del nazismo en este centro educativo con la llegada de Adolf Hitler al poder, lo matricularon en el Instituto Vicente Espinel donde estudiaría bachillerato. Posteriormente efectuó estudios de enfermería en la Facultad de Medicina de Granada, obteniendo el título de Practicante, como se llamaba en aquella época, el 18 de Mayo de 1942. Como muchos españoles de la generación de la posguerra, realizó un servicio militar muy largo, cuatro años, de 1942 a 1946. Primero en Don Benito (Badajoz) y después en Tetuán, donde fue destinado al servicio de enfermería del Hospital Militar de la capital del Protectorado Español. Desde allí hace frecuentes viajes a la península para trasladar enfermos. De este periodo guardaba gratos recuerdos ya que el tiempo libre del que disponía le daba la oportunidad de conocer y fotografiar a la población autóctona. En 1943 comenzó a cartearse con la amiga de una hermana de un compañero. Lo que en un principio fue un ameno entretenimiento para llenar sus largas horas, pasó a formalizarse en una relación con la que, años después, sería su esposa, Luisa Casas Bueno. Tras licenciarse en el ejército, inicia su profesión de practicante, instalando una clínica en Calle la Victoria nº 96. Eran años difíciles donde junto al hambre abundaban las enfermedades y epidemias. En más de una ocasión, cuando se desplazaba a los domicilios de los enfermos, al conocer la situación de pobreza en la que se encontraban, en lugar de cobrar su visita dejaba bajo la almohada del enfermo algunas monedas.

A principio de los cincuenta se decreta la obligatoriedad del Documento Nacional de Identidad para todos los españoles. Esto da lugar a la organización de equipos del DNI que se trasladan a todos los pueblos de la provincia, con este fin contratan a profesionales para que puedan realizarse las correspondientes fotografías. López Duerto se embarca en esta aventura y elige el pueblo de Coín al que le unía los gratos e inolvidables recuerdos de su infancia. En Mayo de 1953 traspasa el estudio fotográfico existente en la Calle La Feria nº 15, regentado por la viuda del fotógrafo Marmolejo y su sobrino que querían trasladarse a vivir a la Argentina. Durante estos años se aloja en la Pensión España y toma como aprendiz a un joven de 14 años, Andrés Moyano, al que enseña las técnicas fotográficas. Poco a poco se va integrando en la sociedad coineña entablando amistad con un grupo de personas con las que compartía ciertas inquietudes culturales.

Tras 12 años de noviazgo, el 3 de Diciembre de 1955, contrae matrimonio con Luisa Casas Bueno. Años después nace su única hija, Isabel. La familia residió en la desaparecida Huerta Curoqui. Doña Luisa, como la conocían en Coín, era una mujer emprendedora y con vocación pedagógica. Funda la Academia San José de Calasanz, institución de enseñanza mixta que introduce las teorías krausistas y ejerce una intensa actividad, incluso la alfabetización de adultos y la preparación universitaria. Fomentó el estudio de carreras de grado medio y superior, convenciendo a muchos padres para que sus hijos continuaran su formación, argumentando que la mejor herencia que les podía dejar era una carrera. De su academia salieron muchos y muy buenos profesionales de la enseñanza y de otras disciplinas académicas.

En 1959 el estudio se trasladó a la Plaza de Francisco de la Rubia nº 17, actual Plaza de San Agustín. López Duerto era un hombre sencillo de sólida formación humanista e influido por las ideas laicistas del institucionalismo. De carácter flemático, pero sensible a las situaciones de injusticia, tomó partido siempre por los más desfavorecidos. Conversador afable, utilizaba el lenguaje irónico para insinuar sus ideas liberales y progresistas en una época de total represión política y de persecución sistemática a la libertad de expresión. La minuciosidad y el gusto por el detalle lo llevaron a compilarlo todo, a registrar en pequeñas anotaciones toda la información que recibía, incluso aquello que aparentemente carecía de valor. Guardaba y conservaba hasta lo más inesperado. Creó el Archivo López Duerto con material fotográfico procedente del estudio de su padre, del fotógrafo Marmolejo y de su propia obra. Queda constancia documental de la existencia del archivo en la Exposición de Fotografías y Pinturas organizada por la Junta de Festejos en 1956 en la que participa con 18 obras fuera de concurso. En numerosas ocasiones cedió, de forma gratuita, parte de su archivo para ilustrar publicaciones de toda índole.

Una de las aficiones que desarrolló intensamente fue el periodismo. Impulsó varias publicaciones en las que colaboró como reportero y cronista gráfico. Especialmente en el semanario La Hojilla, publicación de 1954 y posteriormente en los años sesenta redactor del Semanario de Información Comarcal llamado Coín e, igualmente, colaboró con asiduidad en el Diario Sur de Málaga. Desde 1959 participa en la redacción de Radio Coín, de la que se conservan los guiones de los programas La Escena, espacio sobre teatro; Recordando otros tiempos; el concurso La Caja Sorpresa; así como De aquí y de allá y Sangre y Arena sobre temas taurinos. Junto a su mentor y gran amigo José Rojo Galveño comienzan la trascripción de la Historia de Coín de Bartolomé Abelenda y recopilan notas y apuntes sobre diversos aspectos de la historia más reciente del pueblo. Impulsó iniciativas culturales y deportivas, participó en grupos de teatro colaborando en la puesta en escena de Los Extremeños se tocan de Muñoz Seca. Su afición por el arte de Cúchares y su admiración por el novillero coineño Juanito Méndez, le animó junto a un grupo de seguidores a la creación de la peña taurina, acompañándolo a los cosos donde toreaba el diestro y realizando amplios reportajes fotográficos.

Desde los años cincuenta a los setenta se convierte en el testigo gráfico de todo cuanto acontece en Coín; acumulando en su objetivo tanto actos oficiales como escenas cotidianas, fotos de estudio, reportajes, peritajes judiciales que abarcaban hasta la fotografía forense, y sus fotos más personales, verdaderas obras de arte, aquellas con las que alimentaba su espíritu. Pero aún hay otra dimensión en la personalidad de López Duerto, su afición por la publicidad y el diseño gráfico. Dibujó sobre cristales publicitarios, anuncios que luego se proyectaban en los cines antes de la película, o sobre papel para la cartelería de los comercios que se lo solicitaban; atraído por las maquinas tipográficas de la Imprenta Gómez plasmaba las ideas y tipografías que bullían por su cabeza. Frente a su apariencia tranquila, López Duerto, fumador incorregible, poseía una mente inquieta y una curiosidad insaciable por diversas disciplinas, leía todo lo que caía en sus manos, tomaba notas a pluma con letra menuda y conservaba todo en su particular orden. Como defensor del patrimonio cultural de Coín, se opuso activamente a la destrucción del Convento de la Trinidad y envió artículos periodísticos al Diario Sur en defensa de la torre de estilo mudejar de tres caras, único vestigio que queda de aquel desaparecido convento. Como era de esperar en una época de ordeno y mando, sus manifestaciones produjeron incomodidad en el Ayuntamiento y malestar en las autoridades de aquel momento.

 

 

En 1973 retomó su profesión de ATS, primero en el Servicio de Cardiología y después en el de Urología de la Ciudad Sanitaria Carlos Haya, donde se reencontró con su vocación sanitaria dando muestras de gran humanidad con los enfermos y, muy especialmente, con aquellos que eran de Coín. Fue entonces cuando, de nuevo, se trasladó a vivir a la ciudad de Málaga dónde residió hasta su jubilación en 1986. Juan López Duerto pasó los últimos años de su vida en San Pedro Alcántara, junto al mar y rodeado de su familia. Falleció el 11 de Diciembre de 1996.